jueves, 8 de julio de 2010

Recursos humanos

- Le hablé de sus virtudes e hice hincapié en aquellas en las que ella tenía menos confianza. Le recordé cuánto había cambiado y lo mucho que había aprendido de sus errores en los últimos meses; lo orgulloso que estaba de ella. Le dije que la quería. La convencí de que podría conseguir al hombre que quisiera y de que estaba en el momento idóneo para probar otras cosas y cambiar de aires. La animé a que hiciese aquel máster cuyos folletos se acumulaban en los cajones de su escritorio y de sus sueños. Y, antes, por qué no, podría conocer, al fin, Tailandia. Tejí con mis palabras la tela de sus ilusiones. Y en ninguna de ellas estaba yo; por su bien. Me abrazó, me besó y cerró la puerta. Posiblemente bajase al portal, y diese aún algunos pasos antes de entender que acababa de dejarla.

- Eso es todo, muchas gracias.


Contratado.

1 comentario:

  1. Si seulement les directeurs des ressources humaines pouvaient développer nos ressources humaines !

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