domingo, 19 de diciembre de 2010

Autorretrato de un sábado por la mañana

Con el peinado aún perfecto y algunos restos de maquillaje que evocan la noche anterior, se acerca con paso firme a comprar el periódico. Lleva aún el pantalón del pijama, de cierto pelo color carne, aunque poco se ve de él, cubierto por la caña alta de las botas negras. Bajo el abrigo jaspeado se oculta un camisón lleno de lobos; animales entre los que nunca haría el amor. El periódico, elegido por nostalgia de la ciudad puesta entre paréntesis, espera, abierto en la mesa, al zumo de naranja que acaba de pedir.