Dedicado a Eumanismo
Vivían en Berlín; estaban de Erasmus. Era un año de descubrimiento, de aprendizaje y, sobre todo, de puesta en duda de todo aquello que parecía estar ya escrito para ellos. Fueron juntos a Ikea, apenas sin conocerse, pues era visita obligada para cualquier estudiante que quisiera poner un mueble en su destartalada habitación.
Entre artilugios nuevos y desconocidos, se iban haciendo una idea de cómo era el otro. Yo en mi casa tenía esto, odio poner lavadoras, yo nunca he puesto ninguna... Las flechas amarillas les llevaron por volátiles armarios, diminutas tablas de planchar, fundas de los edredones, cocinas y, por fin, las habitaciones. Entre todas aquellas habitaciones de diseño, se pararon en la sección de niños.
Miraron a un lado y a otro;los pequeños alemanes saltando de cama en cama y desordenándolo todo, le daban un aire mucho más real a lo que parecerían esas habitaciones instaladas en una casa. Entre literas de colores y suelos salpicados de alfombras redondas, él le preguntó:
"¿Has pensado alguna vez en si quieres tener hijos?"
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